Al buscar una justificación de por qué las organizaciones en general deben asumir su rol social, inmediatamente nos asoma, por asociación de ideas, los crecientes problemas1 que están afectando a la humanidad y que han sido resumidos en la definición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ver anexo) hasta el 2015 promovidos por las Naciones Unidas en su intento por sensibilizar al mundo entero de los peligros que ponen en riesgo su propia existencia.
La magnitud de dichos problemas hace ver que son las empresas, los profesionales, el estado, las instituciones educativas, los padres de familia, los docentes, las universidades, los sindicatos, los gobiernos, las iglesias, entre otras organizaciones; las que deben asumir un rol más protagónico para revertir los flagelos de la humanidad ya que, de no hacerlo, corremos el riesgo de ser testigos de nuestra propia destrucción como sociedad. Esto requiere entonces adoptar una posición ética, moral y de responsabilidad social que nos permita asegurar nuestra sostenibilidad como sociedad responsable por su futuro.
Así, toda organización (y en particular la empresa), por formar parte de un sistema social, además de producir bienes y servicios, para asegurar su estabilidad, continuidad y crecimiento; deben cumplir objetivos sociales. Ello no significa necesariamente que deban encargarse de resolver problemas sociales puntuales que aquejan a las sociedades donde actúan, sino que responderán como instrumentos para satisfacer las necesidades sociales y amoldar su accionar a la moral y a la ética imperantes. No cabe duda que el aspecto social incide en la planificación estratégica y en las decisiones de las empresas, en el marco de los procesos sociológicos y culturales, los cuales se dan en dos sentidos: los cambios de la sociedad penetran en la empresa y el accionar de ella afecta los cambios de la sociedad.
La empresa entonces es un subsistema del sistema sociedad, y como tal mantiene una relación de interdependencia con los otros subsistemas de la misma. Por ello, para cada realidad es necesario definir los subsistemas político, social y económico en la sociedad con el fin de establecer el rol de las empresas según su dimensión.
De este modo, al tener las empresas un rol definido por el conjunto de obligaciones que se derivan de su función en la sociedad, es decir, un rol eminentemente económico, éstas sólo deberán asumir, desde mi particular punto de vista, un conjunto de obligaciones económicas. Darle otros roles a las empresas, podría causar dos consecuencias graves: a) se tergiversa el rol del estado en el cumplimiento de sus funciones específicas e inherentes (rol social por antonomasia) y b) se impide la máxima atención en el cumplimiento de la división social del trabajo, con la consecuente ineficiencia y/o ineficacia en la función específica de la empresa. Ello no significa que cada una de estas organizaciones no cumplan con sus responsabilidades sociales una vez éstas ejerzan con eficiencia sus propios roles.
1 Incremento de la pobreza, contaminación ambiental, violencia, desorden social, perdida de principios y valores, mala calidad de servicios de educación y salud, deslegitimación del orden establecido y más.
1 2. ¿Por qué y cómo la empresa debe “invertir” en responsabilidad social?
Antes que nada hay que identificar las limitaciones que el concepto de responsabilidad social tiene para los empresarios dado que el tema se ha centrado más en asuntos de tipo ambiental, desarrollo sostenible y producción más limpia, que, sin lugar a duda, es uno de los frentes de gran atención por la importancia que ello reviste para el planeta y la misma humanidad, pero no debe ser el único. Aspectos como la educación, la salud, la vivienda, la infraestructura productiva y social y la alimentación son muy poco atractivos por quienes se interesan por los temas de responsabilidad social empresarial.
La responsabilidad social para los empresarios debe ser entendida desde varios aspectos. En primer lugar, permite que las empresas desarrollen una visión integral de futuro que incluya la comunidad donde actúa y la sociedad en general. En segundo lugar, implica nuevas formas de organización con mecanismos reales de eficiencia y productividad para sus trabajadores, todo lo cual redunda en ganancias/utilidades presentes y futuras. En tercer lugar, implica que su proyección interna y externa promueva no solo la dotación de dinero y equipos, sino la participación activa de sus trabajadores en las actividades que desarrolla la sociedad.
Sin embargo, en la manera cómo se viene abordando el tema de responsabilidad social existe una aparente contradicción con los intereses de las empresas y los empresarios de cara a su función netamente económica.
Es por esta razón que se debe hablar de “inversión” y no un “gasto” al momento de abordar el tema de responsabilidad social dado que es poco probable que una empresa asuma una política de responsabilidad social si se le convierte en un gasto que va en contra de sus intereses económicos, pues no podemos desconocer que en el lenguaje empresarial todo se mide en costos de inversión que produce retornos en utilidades.
De otro lado, si tenemos en cuenta que, bajo la perspectiva actual, los objetivos empresariales de la empresa están enfocados a lograr mayor competitividad y productividad; la responsabilidad social empresarial debe abarcar aspectos internos y externos. Los primeros están orientados a los trabajadores, sus asociados y accionistas, y los segundos, los externos a clientes, proveedores, familia de los trabajadores y el entorno social donde actúa.
Queda entonces el reto de hacer que los conceptos de productividad y competitividad a la vez que se constituyen en la razón que lleva a que las decisiones gerenciales se hagan valorando el costo beneficio, la inversión realizada con respecto a las utilidades generadas, pero desde una perspectiva del largo plazo que no ponga en riesgo el futuro de la empresa misma.
Así, la empresa puede asumir su rol social de muchas maneras sin perder de vista su función económica y que le otorguen mejor posición competitiva y gerencial y le asegure sostenibilidad y presencia actual y futura.
De la experiencia internacional encontrada, se enumeran una serie de opciones para la empresa que le permiten internalizar su responsabilidad social desde una perspectiva de colaboración tanto con las acciones del Estado como las que pueda ejecutar con apoyo de las organizaciones de la sociedad civil. Dichas opciones pueden
2 ser asumidas por la empresa dependiendo de su dimensión y del contexto socio-cultural en el que se desarrollan:
Acciones de responsabilidad social común a todas las empresas: • Usar sus recursos humanos y materiales para maximizar sus utilidades en un juego competitivo limpio, con ética y respeto a la ley
• Hacer inversiones socialmente responsables con respeto al medio ambiente y contribuyendo al desarrollo sostenible
• Definir políticas, valores y normas de actuación interna
• Identificación y aprovechamiento de oportunidades de negocios
• Creación de organizaciones inteligentes
• Desarrollo de tecnologías acordes a los requerimientos del mundo globalizado
• Búsqueda de la competitividad global del país y sus regiones
• Aportes al diseño e implementación de políticas públicas
• Compatibilización de intereses de los factores de producción (capital, trabajo, sociedad)
• Financiación de programas de educación, capacitación y entrenamiento
• Financiación de programas de salud e infraestructura productiva en general
• Apoyando labores del Estado en la implementación de sus políticas públicas
• Realizar alianzas estratégicas con la comunidad para buscar objetivos comunes
• Contribuir a la creación de confianzas de la gente y al fortalecimiento de valores
Acciones de responsabilidad social de la gran empresa:
• Promoción y financiación de la investigación pura y aplicada
• Promoción y financiación de las pymes en su red
• Inversiones en infraestructura y sectores bases : salud y educación
• Incorporación de financiación externa
• Aporte de tecnología en bienes de capital
Acciones de responsabilidad social de las Pymes:
• Generación de empleo
• Búsqueda de la innovación y adaptación de tecnologías productivas
• Estructuración en redes y/o cadenas productivas para el ciclo completo producción-comercialización
Individualmente, provisión de bienes y servicios especializados (para segmentos o nichos de mercado).
3 2 De un estudio realizado por Naciones Unidas, los principales satisfactores del desarrollo humano son: Educación, Salud, Empleo, Vivienda y Alimentación.
3. Las Metas de Desarrollo del Milenio: la Educación y la Salud como fundamentos de la competitividad humana y el desarrollo local.
La definición de las metas del milenio por parte de la Organización de la Naciones Unidas marca un antes y un después en la definición de las políticas públicas en el Perú, país que se caracteriza por sus condiciones de desigualdad y exclusión que generan inequidades en las capacidades para aprovechar las oportunidades económicas y sociales que ofrece el crecimiento macroeconómico del que goza el Perú hace varios años.
El Perú es un país diverso, heterogéneo, con recursos naturales ingentes, geografía variada, diversidad cultural y capital humano. Estas características le otorgan inmensas potencialidades que pueden generar desarrollo humano sostenible si son utilizadas plenamente para desarrollar las capacidades humanas, lo que constituye la satisfacción plena de los derechos humanos fundamentales, sin importar la condición socio-económica o procedencia cultural, territorial o lingüística.
Para hacer posible que las altas tasas de crecimiento económico actuales y proyectadas para los próximos años sean mejor aprovechadas para mejorar significativamente las capacidades humanas, se debe consolidar el diseño de políticas públicas fundamentadas en crecientes tasas de inversión pública y principalmente privada. Esto permitirá dar el salto al círculo virtuoso del crecimiento económico generador de empleo y bienestar general.
En este contexto, la empresa tiene aquí una oportunidad incomparable para definir y asumir su rol social bajo el reconocimiento de que no es posible que ésta se desarrolle en condiciones favorables de competitividad y productividad sino cuenta, a su vez, con recursos humanos “competitivos”.
Dicho esto, del conjunto de elementos de la política social y de los satisfactores del desarrollo humano2, la educación y la salud constituyen el núcleo fundamental generador de competitividad humana, al permitir que las personas puedan estar expeditas para el desarrollo de sus capacidades y el pleno ejercicio de su libertad. Que duda cabe que, con salud y educación suficiente, las personas se desarrollan adecuadamente y éstas condiciones les permiten dar continuidad a su desarrollo.
Por eso, desde el punto de vista de los derechos humanos, en la definición de los objetivos del milenio, los temas de educación y salud son abordados transversalmente en los ocho objetivos que se descomponen a su vez en 18 metas y se asocian en 48 indicadores cuantitativos que facilitan la evaluación de su cumplimiento. Ver anexo.
De otro lado, acorde con la definición de Naciones Unidas, la competitividad, en el plano del desarrollo humano, asocia la competencia y el aumento de la productividad con el progreso de las personas como individuos y el de los espacios donde se desempeñan: local, regional y nacional; siendo el nivel local el más importante ya que es el de la convivencia y el consumo, de las relaciones personales inmediatas y es, además, donde se gestan los procesos y transformaciones sociales.
4 3 La acumulación de bienestar entre las personas y de capacidades para que la economía local crezca.
4 Los factores competitivos que favorecen el desarrollo local son: creatividad, empresarialidad, externalidad, ingresos del trabajador, empleo decente, PEA con educación superior, infraestructura productiva, recursos financieros, entidades financieras, asociatividad, acción colectiva, productividad, tierras bajo riego. Es de notar que, el desarrollo humano local 3 es el resultado de la competitividad humana, que es su instrumento y está conformado por todas las formas de capital, las iniciativas sociales y económicas y el entorno. Por eso, creo firmemente que para lograr el desarrollo humano local hay que poner énfasis en el desarrollo competitivo4 con metas concretas de empleo y productividad crecientes que deban ser favorecidas con condiciones de educación y salud apropiadas para las personas (capital humano).
Para el logro de este objetivo es fundamental maximizar el uso de las potencialidades locales y establecer competitividad mediante la creación de cadenas productivas que, mediante la división del trabajo, aprovecha en escala creciente los diferentes factores y las potencialidades de cada región y localidad; teniendo un impacto dinamizador ya que incorpora a cada vez más unidades productivas al mercado nacional e internacional, si las condiciones lo permiten.
Bajo este contexto, las empresas que ahora están inmersas en procesos de transformación que son condicionadas a su vez por los efectos (positivos y negativos) de la globalización y por tanto deben actuar en condiciones de mayor competitividad y productividad, deben buscar trnaformar o potenciar todo aquello que genere mejores condiciones para su desarrollo, principalmente el desarrollo del capital humano, siendo educación y salud los puntos medulares de acción social que favorece su competitividad. Así, el mercado premiará con mjores retribuciones a la oferta laboral mejor educada/calificada y en condiciones físicas apropiadas para el ejercicio de sus funciones.
4. Las asociaciones público-privadas: nueva oportunidad para inversión social.
Uno de los problemas fundamentales que impiden el desarrollo de los sectores sociales como educación y salud ha sido la sistemática reducción en la inversión en dichos sectores explicado tanto por políticas públicas que mermaron su incorporación como sectores prioritarios al momento de la decisión de inversión social, tanto como por una escasa recaudación tributaria que merma los ingresos fiscales y hace que actualmente el Estado sólo invierta 5% del PBI para ambos sectores con las consecuencias crónicas en los déficit de inversión, principalmente la inversión en infraestructura social básica (escuelas y centros de salud más cercanos a la demanda).
Así, en la búsqueda de nuevas formas de hacer inversión social además de las típicas subidas de impuestos o el tener que recurrir a la cooperación internacional, se han diseñado nuevos enfoques que abordan estos problemas y que propician la colaboración entre el sector público y el privado (con fines o sin fines de lucro), constituyéndose la “asociación público-privada”(APP) en la mejor alternativa para el mejoramiento y desarrollo de la infraestructura social.
Las firmas privadas han demostrado su habilidad para ayudar a mejorar el funcionamiento de los servicios públicos. A través de las APP, las ventajas del sector privado - innovación, acceso y disponibilidad de recursos, conocimiento de tecnologías, eficiencia gerencial - se combinan con la responsabilidad social, la conciencia ambiental y el conocimiento local del sector público, en un esfuerzo por resolver problemas urbanos.
5 La participación del sector privado de ningún modo elimina las responsabilidades del sector público, más aún lo compromete como ente regulador en función de los intereses de los ciudadanos. Para este cometido, los gobiernos, en cualquiera de sus estamentos (nacional, regional o local) deben mantener la responsabilidad de asegurar que se presten servicios adecuados y económicos a todos los ciudadanos. El que ejerzan esta responsabilidad como proveedores, socios, o reguladores dependerá de sus necesidades, obligaciones y capacidades.
Gama de opciones de asociación público-privada
Continuando con la lógica del desarrollo local, existen una variedad de opciones APP para escoger, desde la "creación de toma de conciencia" hasta la privatización total. La definición más amplia de APP es “cualquier forma de cooperación voluntaria entre los actores públicos y privados”. La más escueta es la propiedad conjunta de una empresa. Las modalidades más comunes de APP son: contratos de servicio; contratos tipo construir-operar-transferir; concesiones; Joint Ventures; y, prestación de servicios a la comunidad. Las otras principales formas de cooperación público-privada relacionadas con estos servicios urbanos o rurales incluyen:
• Creación de toma de conciencia, ya sea del gobierno o de los participantes privados, respecto a las oportunidades para mejorar la prestación de los servicios de agua y manejo de residuos, a través de la variedad de enfoques de colaboración.
• Acuerdos sobre los marcos de trabajo para las comunidades o para la acción privada a través de mecanismos de participación.
• La inversión privada en operaciones del gobierno (por ejemplo mediante la compra de acciones o bonos municipales, como lo realizado por la Municipalidad de Lima con aval del Estado).
• Inversión del gobierno en operaciones privadas (mediante capital social, deuda o garantías ofrecidas por las instituciones tales como el BID, BM o la CAF).
• Contratos públicos convencionales para la prestación de servicios de diseño y servicios de construcción.
Todas estas relaciones pueden ayudar a mejorar la prestación de los servicios que nos ocupan, en especial la infraestructura social y productiva. La elección depende de las respuestas locales a una serie de temas, incluyendo:
• Grado de control de los servicios, deseado por el gobierno;
• Habilidad de los gobiernos y los participantes privados para prestar los servicios deseados con el nivel de calidad necesario.
• Marco legal y aspectos normativos claros para la inversión privada
• Disponibilidad de recursos financieros desde los sectores públicos y privados.
5. Conclusiones
Al ser la empresa parte integrante de la sociedad y al estar influenciada por ésta, es factible que cumpla su rol social y lo haga con responsabilidad sin descuidar su función primigeniamente económica: generar “ganancias” para sus grupos de interés.
Asimismo, desde una visión prospectiva, “invertir” en responsabilidad social resulta “rentable” para la empresa dado que la hará más competitiva y productiva en el tiempo y el mercado premiará ese esfuerzo con lealtad y dinamismo. La empresa cuenta con muchas posibilidades de ejercer su función de una manera socialmente responsable dependiendo de su dimensión y del contexto donde se desarrolle.
Al requerir la empresa de condiciones competitivas que aseguren su desarrollo y presencia, es fundamental que su inversión social la canalice hacia sectores sociales que potencien el desarrollo humano desde el punto de vista de su competitividad: educación y salud son, desde este punto de vista, los sectores sociales que más se ajustan a dicho objetivo. Para ello cuenta además con instrumentos de inversión social como son las “Asociaciones Público-Privadas” que, bajo ciertas condiciones, permiten la creación de incentivos para la eficiencia, concilian las restricciones presupuestarias con las necesidades de inversión, incorporan innovación en sectores cerrados al capital privado y asigna eficientemente los riesgos a quien pueda gestionarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario